Juan Carlos Lago Bornstein
Universidad de Alcalá
Cuando la nueva directiva
que se ha formado se preguntaba por la escasa presencia de miembros activos en
FpN, comentaban que como ellos son recien incorporados, estamos hablando de dos
o tres años de historia, no conocen el alcance que ha tenido el proyecto de FpN
ni, por lo tanto, son conscientes de la crisis o decadencia que estamos
viviendo desde hace unos años.
Algo que le preocupaba
mucho era el poder entender cómo surgió este proyecto en España y, también, por
qué hay gente como Felix García Moriyon, Paco Pascual, o yo mismo, que seguimos
participando con mayor o menor presencia desde hace 30 años.
De ahí que nos hayan
pedido que contaramos un poco nuestra historia y al hilo de la misma la historia
del centro de FpN.
No pretendo hacer aquí una
historia oficial y seguramente caeré en un baile de fechas y de lugares, pero
si que me gustaría compartir algunos de
mis recuerdos y vivencias a lo largo de estos años.
EL PRIMER MOMENTO: LOS
INICIOS
Creo recordar que fue en
1987, cuando estando yo de profesor en la Escuela de Magisterio que Felix
García Moriyon, a quien conocía y trataba ya desde mi epoca de estudiante en la
Complutense, se puso en contacto para invitarme a un primer curso de formación
de FpN.
Yo asistí porque Felix me
dijo que me iba a gustar y ello porque el conocía mi forma de dar clase,
activa, cooperativa, dialogante. Y me dijo que esas eran las bases de la
propuesta de FpN.
En este primer encuentro,
en el que asistimos muchos de los que nos llaman “históricos”, conocimos a Ann
Margaret Sharp y Catherine Young Silva, quienes nos presentaron lo que era el
programa de FpN, su sentido y su alcance fuera de España.
Así descubrimos no un
programa, sino un proyecto, ¿qué quiero decir con esto? Uno puede considerar
que el curriculum de FpN, sus novelas y manuales, su metodología, sus
actividades didácticas, etc. constituyen un programa flexible. Pero si nos
quedásemos con esa idea creo que no llegaríamos a percibir el sentido original
del proyecto.
FpN no quiere simplemente
dotar de recursos didácticos al profesorado, ni tampoco limitarse a generar un
cambio en el sistema educativo, sino que, además de esto, lo que persigue es
una transformación en la persona y, por lo tanto, en la sociedad. Busca que la
persona desarrollé una actitud filosófica ante la vida, es decir, se cuestione,
piense críticamente, creativamente, se comprometa y actúe en consecuencia. No
es una materia escolar, es, sobre todo, un estilo educativo, es decir, va más
allá de lo académico y formal.
Volviendo a este primer encuentro, recuerdo que la idea
que lo animaba era formar un grupo que empezase a aplicar en diferentes
espacios la propuesta e ir traduciendo y adaptando los materiales, pues todavía
no se contaba con una edición en español, de hecho trabajábamos con el material chileno y mexicano.
A este primer encuentro le siguió, al año
siguiente, otro, ya con la idea de consolidar el grupo de trabajo y ampliarlo.
En este sentido, se formaron dos grupos paralelos. Uno de iniciación y otro de
profundización. En el primer caso, los que ya estabamos más avanzados, y
formando a otros, adquiríamos la experiencia necesaria para seguir
profundizando en nuestra formación iniciando, de este modo, a otras personas interesadas en el programa.
Lo que nos animaba en
estos primeros años, era, por un parte, ir adquiriendo un buen conocimiento de
los fundamentos y materiales de la propuesta, ir también practicándolo, y al
mismo tiempo invitar a más gente a los grupos de trabajo. Por otro lado, éramos
conscientes de que para poder crecer y poder trabajar en las escuelas y en
colegios, era necesario, contar con los materiales editados y disponibles para
el público y también era conveniente un
reconocimiento oficial que nos diese cobertura. Esto último lo logramos gracias
a la SEPFI ( Sociedad Española de Profesores de Filosofía de Instituto).
Con respecto a la edición
de materiales fue un proceso arduo de, en primer lugar, traducción de las
novelas, y los manuales, y sobre todo, de búsqueda del editor.
En este momento me
gustaría dedicar un recuerdo cordial a José María de Ediciones de La Torre.
Porque si mi memoria no me falla, Felix tuvo que recorrer un gran número de
editoriales educativas proponiendo la edición de los materiales de FpN,
recibiendo siempre la misma respuesta: nos interesan los cuentos o novelas pero
los manuales no.
Lo que nos parecía
evidente es que económicamente las novelas eran un material muy valioso y
vendible mientras que los manuales tanto por su proceso de edición, como por su
precio de salida, no eran ningún negocio. Pero, para nosotros era
incuestionable no editarlo todo como un paquete, porque las novelas sin los
manuales no tienen sentido.
Por eso quiero reconocer
el valor y el entusiasmo de José María, quien no dudo en apadrinar el proyecto
de FpN, sacando adelante su edición completa. Sé que para algunos de los que
lean estos recuerdos, puede parecer exagerado el resaltar este momento de
nuestra historia en la figura de José María, máxime teniendo en cuenta los
problemas que se produjeron en los últimos años. Pero, creo que lo justo es
reconocer el riesgo que asumió personalmente y el convencimiento que siempre le
ha animado por el valor de nuestra propuesta y por la importancia de la misma.
En este sentido José María no ha sido
únicamente un editor sino un miembro activo de FpN.
Volviendo de nuevo a la
historia del grupo, durante los primeros años, centramos nuestra actividad en
tres frentes: en primer lugar, y como ya he mencionado, la difusión de la
propuesta en los distintos niveles educativos, convocando cursos, realizando
encuentros, etc. En segundo lugar, llevando a cabo investigaciones y estudios
para profundizar en el buen conocimiento teórico de los fundamentos de la
propuesta y en tercer lugar ir avanzando en la traducción y publicación del
curriculum completo, así como, la creación de espacios para compartir los
resultados de las investigaciones, encuentros y la creación de la revista
Aprender a Pensar.
Estos son precisamente los
tres pilares en los que se asentaba el proyecto: formación, investigación y
publicación.
La formación se planteaba
buscando cierto rigor que garantizase el sentido del proyecto de FpN, así, se
establecía, por ejemplo, que para ser formador de formadores, es decir, para
poder dar cursos de iniciación y preparar a profesores que trabajaran con niños
y niñas, uno debía recibir una sólida formación, consistente en : un curso de
iniciación, una práctica de aula supervisada, y la participación en cursos de
profundización. Lo importante aquí era de alguna manera garantizar que no se
diluyese el sentido filosófico de la propuesta y no convertir el proyecto en
una especie de receta pedagógica.
Por eso esta dimensión de
formación requería así mismo una línea de trabajo investigativa, en la que se
fuese explorando por una parte los fundamentos filosóficos, psicológicos y
pedagógicos que animaban la propuesta original y por otra parte el
enriquecimiento del proyecto al dialogar con otras corrientes, líneas de
trabajo o actividades en otros campos. Un ejemplo claro de esto que vengo
comentando es el trabajo desarrollado en el ámbito de la educación social y de
los jóvenes con dificultades.
La importancia de la
investigación, por lo tanto, va en dos sentidos: uno en la apertura y
enriquecimiento que supone entrar en contacto con otras propuestas actuales,
para así no anquilosarnos y poder responder a las demandas del momento. Y el
otro, hacia el origen del programa, tarea que creo se ha olvidado o relegado,
con el consiguiente riesgo de transformar el proyecto en algo distinto.
Como muestra de esto que
digo, he tenido la experiencia de estar dando cursos de formador de formadores
en los cuales explicaba nociones como el pensamiento crítico, creativo y
cuidante y descubrir que el acompañante que lo estaba dando conmigo desconocía
tales nociones. Sin querer ser prepotente, me parece evidente que un formador
de formadores debe tener un sólido conocimiento de las nociones fundamentales
del proyecto de FpN, si es que queremos que desempeñe su tarea correctamente.
Por último, el tercer
pilar que sigue activo, que es el de las traducciones y publicaciones, es
fundamental para poder contar, por un lado, con los materiales de trabajo y,
por otro, con los materiales de investigación y formación. En el primer caso,
es evidente que no basta con el curriculum completo de Lipman y Sharp, que
tenemos casi en su totalidad publicado (acaba de salir la novela Nôus y su
correspondiente manual última novela del curriculum de Lipman) sino que hay que
ir enriqueciendo los recursos con nuevas novelas o colecciones de relatos
cortos, como algunas de las que ya se han ido publicando.
Con respecto al segundo
tipo de materiales, creo que es una lástima que recientemente se haya perdido
la plataforma de Aprender a Pensar, con la cual podíamos compartir experiencias
y reflexiones, no sólo de FpN, sino de proyectos afines. De hecho, no entiendo
las reticencias de algunos compañeros a la propuesta que se hizo de ampliar el
contenido de la revista a otras dimensiones. Ya que, lejos de pervertir el
proyecto o de empobrecerlo, podría posibilitar
su constante renovación y enriquecimiento.
Además, es importante el
poder tanto traducir obras de Lipman, Sharp u otros autores como también la de
publicar nosotros obras de reflexión y profundización teórica, como la edición
del homenaje a Lipman que salió hace dos años, que son vehículos para nuestro
enriquecimiento, tanto personal como profesional.
Si descuidamos estos tres
pilares, es muy probable que el sentido original y, uso ese termino tanto como
vuelta al origen como propuestas innovadoras, se pierda y terminemos
convirtiendo FpN en un recurso didáctico más y no en un proyecto vital
fundamental.
EL SEGUNDO MOMENTO: LA
CONSTITUCION DEL CENTRO DE FpN DE ESPAÑA.
Como vengo contando, en
estos primeros años, tuvimos una actividad intensa en la que crecimos en número
de miembros y participantes, el curriculum empezó a publicarse y se disponía de
tres o cuatro novelas con sus manuales, además nació la revista Aprender a
Pensar en 1990. Teníamos cursos de formación en julio o septiembre, dos o tres
cursos de iniciación al año en diferentes lugares de España, encuentros y
reuniones en los que participábamos casi todos los miembros, etc.
Todo ello, nos impulsó y
nos hizo plantear la necesidad de tener una identidad propia oficial, por ello
tomamos la decisión de constituirnos, en
el año 1992, como asociación educativa Centro de Filosofía para Niños.
Contábamos, por lo tanto,
con nuestros propios estatutos, una directiva, y con una vida autónoma.
A partir de esta fecha, se
genera un fenómeno peculiar de crecimiento por comunidades que, si bien supuso
el desarrollo y expansión del proyecto, también repercutió en la coordinación,
contacto e interés mutuo por los trabajos que se estaban llevando a cabo en los
diferentes lugares. Este fenómeno estaba previsto de alguna manera en los
estatutos, donde se señalaba la posibilidad de que en cada comunidad pudieran
desarrollarse grupos autónomos. En estas fechas asistimos al surgimiento de los
centros valenciano, murciano, extremeño, andaluz, asturiano, etc, que, fieles a
estas líneas de trabajo o pilares que antes mencionaba, promueven un desarrollo
muy fuerte del proyecto en toda España.
Así de memoria y pidiendo
disculpas si alguien se siente olvidado, recuerdo, publicaciones como la de
Elisa y Felisa, del centro valenciano, la novela del grupo de Móstoles,
encuentros como los de Albacete, Murcia, Córdoba y Cangas. Actividades como los
campamentos de verano, la exposición
“Criaturas misteriosas” o los encuentros
de arte de Extremadura.
Por citar un gran
acontecimiento, celebramos el encuentro internacional del ICPIC ( Consejo
Internacional Para el Desarrollo de FpN) en septiembre de 1993, en Alcalá de
Henares.
Así mismo, en estos años,
algunos asistimos a cursos y encuentros de otros centros en otros países o en
la matriz en New Yersey, estrechando vínculos con personas como Teresa de La
Garza de México, Mauricio Langón de Uruguay, Michel Sauseville de Canada, etc.
Es decir fue una época muy rica, muy interesante y muy dinámica.
Pero, como decía, también
se generó un fenómenos de dispersión y de cierto aislamiento. Es evidente que
un crecimiento tan intenso dificultaba el encuentro personal de todos con todos
y todas, y poco a poco, algunos de los grupos autonómicos se volcaron más hacia
su propia actividad, reclamando mayor independencia.
Cuestiones como el
reconocimiento de nuevos socios, la propuesta de proyectos y solicitud de
subvenciones, la realización de cursos, la emisión de certificados, etc.
pasaron a ser tema de discusión y, hasta cierto punto, de conflicto. Fue una
época en la que pareció que lo más conveniente era buscar una nueva forma de
organización.
TERCER MOMENTO: DEL CENTRO
DE FILOSOFÍA A LA FEDERACION
Debo decir que la época
que ahora comento, fue una en la que mi presencia activa en el proyecto de FpN
fue bastante escasa. Otras preocupaciones, demandas y el momento vital, en
definitiva, me hicieron alejarme del día a día. Por ello, mis recuerdos son
vagos y hasta cierto punto confusos.
No sé exactamente en qué
fecha, pero si creo recordar que fue en la Asamblea Nacional del año 1998 que,
ante las exigencias de ciertos centros
autonómicos, se paso de una Asociación a ser una Federación. ¿Qué implicaba
esto? En primer lugar, en cada centro autonómico se constituyeron las
directivas con sus estatutos y sus socios, de tal manera que tenían no sólo
autonomía, sino una vida propia independiente del resto de los centros del
territorio español. Evidentemente, le dio más vida y capacidad operativa a los
Centros autonómicos constituidos, pero, a la larga, y esta es mi impresión,
trajo consigo una desconexión y descoordinación del proyecto global que ha ido
languideciendo hasta nuestros días.
No voy a responsabilizar a
ningún centro ni a ninguna persona de la situación actual, pero si que me da la
impresión de que la estructura se impuso a las personas y nos perdimos en el
camino.
Es cierto que en estos
últimos años han continuado celebrándose encuentros, asambleas, reuniones,
cursos, pero, más en su carácter formal que en un aspecto, digamos, vital y
personal. Ya no son lugares de encuentro para todos aquellos que
participábamos, sino momentos de reunión para ciertos grupos. Si ahora
preguntásemos quiénes formamos parte de este proyecto, la sensación es que no
sabemos mucho de aquellos que están más allá de
nuestra localidad. Y sin conocernos, sin compartir ilusiones y sin un
proyecto común, es muy difícil recuperar el dinamismo y la vitalidad que
tuvimos en otros tiempos, es muy difícil imaginarse un futuro mejor.
EL MOMENTO ACTUAL
Nos encontramos en un
momento de revisión y recreación de lo que supuso y lo que supone el proyecto
de FpN. Desde la necesidad de actualizar los estatutos por exigencias
institucionales hasta la renovación de la directiva con gente joven y nuevas
ilusiones, pasando por la recuperación de contacto entre miembros con una larga
tradición en el proyecto de FpN. Todo ello me hace concebir una nueva y
prometedora etapa en la que recuperando los tres pilares que mencionaba antes
y, sobre todo, el contacto personal, podremos seguirá adelante con un sentido
más pleno y enriquecedor.
Pero para ello, no podemos
esperar a que nos den soluciones, a que nos marquen el camino, sino que todos y
todas debemos empezar por cuestionarnos el sentido del proyecto, de la situación
personal de cada uno, de su implicación y compromiso.
No se trata de volver al
pasado, de recuperar los viejos momentos de gloria, sino de trazar nuevos
caminos, de no tener miedo a abrirnos a nuevos proyectos, a nuevas líneas de
trabajo, a nuevos campos (desde el educativo al social, desde lo cultural a lo
artístico) y, sin perder el sentido originario, recuperar su capacidad
innovadora y transformadora.